lunes, 10 de septiembre de 2007

Introduccion al Neoplatonismo renacentista

Neoplatonismo italiano, la magia egipcia en la Europa cristiana:
"El mundo, pues, es todo sentido, vida, alma, cuerpo, estatua del Altísimo, hecha para su gloria con potestad, discreción y amor. De nada se lamenta. Se producen en él muchas muertes y vidas, que sirven para su gran vida. Muere en nosotros el pan, y se hace quilo, luego muere éste, y se convierte en sangre, luego muere la sangre y se hace carne, nervios, huesos, espíritu, semen, y padece varias muertes y vidas, dolores y voluptuosidades; pero sirven para nuestra vida, y nosotros no nos dolemos, sino que gozamos. Así para todo el mundo todas las cosas son gozo y sirven, y cada cosa está hecha para el todo, y el todo para Dios a su gloria."

"Están como lombrices dentro del animal todos los animales dentro del mundo, y no piensan que él sienta, como las lombrices de nuestro vientre no piensan que nosotros sentimos y tenemos un alma mayor que la suya, y no están animados por la común alma feliz del mundo, sino cada uno por la propia, como las lombrices en nosotros, que no poseen nuestra mente por alma, sino su propio espíritu."

"El hombre es epílogo de todo el mundo y admirador de éste, si es que quiere conocer a Dios, pero es algo creado. El mundo es estatua, imagen, templo vivo de Dios, donde ha pintado sus gestos y escrito sus conceptos, lo adornó con estatuas vivas, simples en el cielo y mixtas y débiles en la tierra; pero desde todas hacia Él se camina."

"Bienaventurado aquel que lee en este libro y aprende de él lo que las cosas son, y no de su propio capricho, y aprende el arte y el gobierno divino, y por consiguiente se hace a Dios semejante y unánime, y ve con Él que cada cosa es buena y que el mal es relativo, y máscara de las partes que representan gozosa comedia al Creador, y consigo goza, admira, lee y canta al infinito, inmortal Dios, Primera Potencia, Primera Sapiencia y Primer Amor, de donde todo poder, saber y amor deriva y es y se conserva y muda, según los fines que se propone el alma común, que del Creador aprende, y siente el arte del Creador presente en las cosas, y mediante aquél cada cosa hacia el gran fin guía y mueve, hasta que cada cosa se haga cada cosa y muestre a toda otra cosa las bellezas de la idea eterna." “T. Campanella, Del sentido de las cosas y de la magia.”

Se suele considerar al Renacimiento italiano como una época histórica excepcional para la humanidad ya que este período es el inventor del mundo moderno, es decir del progreso, y ha dado lugar a la ciencia, la técnica y todo aquello de lo que goza el hombre contemporáneo al haberse impuesto sobre la oscuridad e ignorancia de la Edad Media. Esta visión generalizada tiene como contrapartida otra igualmente ilusoria; se trata de la de aquellos que ven en este período histórico el fin de toda tradición al perderse la hegemonía religiosa y dogmática. En definitiva, es el mismo planteo, pero de signo inverso, a saber: se juzga la cuestión por determinadas características que se le atribuyen, a las que se supone malas o buenas, según la perspectiva que le asigna el espectador de acuerdo a una postura –generalmente un cliché– tomada de antemano. La Edad Media no era un grosero infierno de ignorancia poblado de leyendas negras, confirmación de ello en una serie de esplendores manifestados en su arte (románico y gótico), la brillantez de sus cortes (como la de Alfonso X el Sabio entre otras), la variedad de sus ciencias (astronomía, alquimia y matemáticas) y sus técnicas (las innumerables artesanías que van desde los tapices y tejidos a la joyería y todo tipo de artefactos de uso cotidiano), muchos de ellos innovadores con respecto al legado clásico; algunos por mediación del Islam y otros por su propio acervo en correlación con la geografía de Occidente; todo ello sin olvidar su aporte intelectual en el que sólo nos bastaría nombrar a Dionisio Areopagita, Scoto Erígena, Robert Grossetteste, Bernardo de Tours, Teodorico y la filosofía escolástica –la aceptemos o no– producida por iniciativa de Alberto Magno y signada por Tomás de Aquino y sobre todo por el aporte posterior de esta escuela de sacerdotes dominicos, formada por el maestro Eckhart, Enrico Suso y Juan Tauler, a los que habría que agregar el genio florentino de Dante y la inmensa construcción de su Divina Comedia.

Por otra parte la visión esquemática de un Renacimiento liberador del hombre en cuanto lo independiza de oscuros saberes y le otorga una novedad absoluta con la que se rompen las cadenas que lo aprisionaban, es aceptada hoy únicamente por aquellos que siguen a éste o al otro rebaño igualmente simplificador que "opina" lo contrario: o sea que la tradición se acabó definitivamente en el Medioevo. En realidad no es ni lo uno ni lo otro, es decir, como queda ya constatado, ni la Edad Media era el infierno de la ignorancia, ni el renacimiento italiano era la libertad de tal infierno, antes bien el Renacimiento italiano es el nacimiento de posibilidades dormidas de la antigua ciencia sapiencial que corre desde los egipcios, griegos y romanos –con el aporte de numerosos pueblos que la han engrosado–, y que desemboca afortunadamente, valiéndose de una serie de hechos claves, en la Italia de los Medicis, hogar de los judíos y musulmanes expulsados de España y centro cultural de la época, albergando diversos elementos es capaz de generar una corriente, que ni rechace tajantemente el fervor religioso medieval, pero que tampoco permita que éste opaque la visión filosófica y antropológica del neoplatonismo y el hermetismo.

Este impulso no podía durar para siempre, y finalmente será disuelto en las guerras religiosas de la Reforma y la contrarreforma, de la Inquisición a la quema de Servet a manos de Calvino, de Isabel y la matanza de católicos a España y la matanza de protestantes, este neoplatonismo renacentista, que no es el neoplatonismo clásico, pues involucra la magia hermética y la cábala judía, pero que tampoco es el hermetismo claro del gnosticismo ni el misticismo judío original, sino un equilibrio entre ambos, se transformará en el iluminismo Rosacruz y la Ilustración.

René Guénon decía que: “La Historia universal que, cuando hablando del renacimiento, no menciona al hermetismo y la magia greco-egipcia, es tan inútil como la Historia Universal que no posea las palabras “masonería” y “Rosacruz””. Es indispensable, para comprender la antropología filosófica del renacimiento, comprender la antropología filosófica del hermetismo, cuyos primeros expositores son Marcillo Ficino y Pico Della Mirandola.

Ficino traduce, bajo encargo de Cosme de Médici los diálogos de Platón y el Corpus Hermeticum, junto con las obras de pensadores como Plotino, Porfirio, etc., y es Pico de la Mirandolla quien toma de estas fuentes, más la cábala judía y la teología clásica en un esfuerzo por congeniar las tres religiones reveladas, en el marco de un congreso romano que más tarde fue cancelado bajo sospecha de herejía, Pico fue encarcelado por hereje cuando escapaba a Francia, pero Lorenzo el Magnífico influyó en el Papa Alejandro VI para que le perdonaran.

La visión antropológica de estos dos sabios es inseparable de su visión religiosa, según ellos, en especial Ficino, existe una corriente filosófica que va desde el Egipto Antiguo hasta Orfeo, Pitágoras y finalmente Platón, y que más tarde se convierte en el cristianismo, de modo que no hay oposición entre el platonismo y el cristianismo, entre magia y religión. El núcleo común se encuentra en el Hombre, que como dice Ficino “Homo copula Mundi”, el Hombre es centro del Universo, es el centro entre el animal y el ángel, y en su absoluta libertad puede perfeccionarse o deteriorase. En esta concepción el alma humana es un espejo de la divinidad, refleja al alma del Universo, que en este sentido quiere decir solo “principio de movimiento”, y la razón de Dios, que como afirma el Corpus Hermeticum, Dios es mente, es razón perfecta.

Pero el Hombre no es solamente centro del cosmos, y su alma, lo definitorio del Hombre, bajo la luz platónica, no es solamente espejo de la divinidad, sino que es “camaleón”, en su “discurso sobre la dignidad del Hombre”, cuando trata de conciliar todas las religiones reveladas partiendo de la cabala como teología cristiana y la magia contenida en el Corpus Hermeticum (astrología y alquimia principalmente, que se convierten en la mente renacentista en lo que denominaríamos hoy día como psicología), como explicación y comunión de todas las liturgias, el Hombre no posee una virtud específica, ni se inclina al bien, ni al mal, sino que posee todas las virtudes posibles en potencia, es decir, puede ser lo que desee ser, que bajo otras corrientes filosóficas se llegará al extremo de admitir que el Hombre puede convertirse incluso en Dios.

4 comentarios:

juanmoncayo dijo...

Magnífica resunción del espíritu
de la época. época que ahora,hoy
mismo, debe desvelarse y vivirse
para un nuevo paradigma que sirva
de punto de apoyo al futuro, si lo
hay.

Magi Jaramillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Magi Jaramillo dijo...

Excelente!

David dijo...

Me importa mucho saber sobre filosofía y conocer un poco sobre los pensadores. Es por eso que además de leer mucho trato de viajar al lugar donde cambio la forma de ver el mundo y fueron hechos importantes para modificar la humanidad. Ahora quería saber sobre el renacimiento en europa